Un chisme para reflexionar sobre las ideas que un día se nos convierten en «verdades» o pajazos mentales.
Dicen que detrás de la letra de la canción Momposina de José Barros se esconde en realidad, en vez de un cuento de dos, la historia de un triángulo amoroso no correspondido.
#Chisme #EstoSePusoBueno
Chachachánnn… Música de suspenso… Resulta que la muchacha vivía en tremenda casa, pero tremenda… con vista al río Magdalena y todo. Y los dos manes que la pretendían eran básicamente un par de arrancados. Por la canción, se sospecha que uno de ellos era jardinero y el otro, José Barros. Esa es, al menos, la versión que cuenta el guía cuando uno visita Mompox.
—Con tremenda casa, ¿creen ustedes que ella iba a pararle bolas a esos manes? —decía el guía.
Las versiones cambian ligeramente, es parte de la magia del caribe, del hot south, de nuestra esencia latina. Si les interesa saber la versión de José Barros narrada por el periodista José Navia (que si no estoy mal fue profe mío hace chochomil años. Asumo que será él, pero tampoco estoy segura), aquí se las dejo.
El cuento viene a que es fácil romantizar cualquier cosa —he aquí una experta—, incluso una asunto que nunca ocurrió o que, si ocurrió, no fue el gran suceso, pueden dar para un cuentazo, para una canción y para cuanto pajazo mental queramos.
Otra cosa: ¿Quién dijo que las mujeres elegimos pareja por la plata que tenga el man?
Me pregunto si José Barros pensó que el jardinero tenía más posibilidades por ser del municipio de El Banco (Magdalena), es decir, quizás más acomodado por ser más «citadino» (lo de Banco y banco no tiene nada qué ver, tal vez una linda coincidencia). Y así es como empiezan las creencias falsas: «Es que como tiene plata, ella a lo mejor lo prefiere a él».
¿¿¿Las mujeres de verdad preferimos a un man con plata???
Yo no niego que la estabilidad es una cosa sexy, pero de ahí a que la plata sea lo único que una mujer le mira a un man mmm… discutible. De hecho, tal vez en una época esa narrativa tenía algo de verdad, porque las mujeres no podíamos ni tener una cuenta bancaria propia sin la firma de un hombre, un hermano, una pareja…
¿Ahora? Aún hay que luchar contra el patriarcado, pero somos más las que podemos construir nuestra propia estabilidad. Sí. Aún hay mucho camino por recorrer y mucha tela qué cortar. Y sí. Hay muchas excepciones y también hay personas interesadas… ¿Pero eso cuánto puede durar? ¿Cuánto puede aguantar una persona aburrida con otra? Yo creo que se invierte la misma energía en hacerse miserable y hacer miserable a los demás, que en hacerse feliz y contagiar de esa felicidad a quienes nos rodean. ¿O ustedes qué opinan? ¿Team José Barros o Team Momposina?
Tengo una amiga que siempre me propone los planes. Siempre es ella la que me sugiere algo para hacer y yo, como persona desvirolada que soy, casi siempre o le cancelo o no le propongo nada más. O, mejor dicho, no le proponía.
Esa era la realidad hasta que un día se me paró en la raya y, hablando de otros temas, me dijo:
—Estoy mamada de tener siempre que ser yo la que busca a la gente. Ya no quiero más tener a personas en mi vida que no hacen ni lo mínimo para que yo esté en la de ellas.
Y no estábamos hablando directamente de mí, pero me cayó el veinte. Ese mismo día puse un recordatorio en el calendario —Yo sé, es muy ñoño y algunos dirán que si yo la quisiera en mi vida orgánicamente la buscaría, pero créanme, mi cerebro no funciona así, necesita estructura porque si no, se queda en la casa viendo Netflix—. Entonces cada mes me pita el celular un día específico y sé que al menos una vez al mes —y debería ser más— voy a escribirle o molestarla o mandar señales para vernos, eso sí, esta vez con un plan.
¿Por qué les cuento esto?
Porque la semana pasada nos vimos y me contó que había leído un artículo en el que decía que los rolos (los de Bogotá) tenemos fama de hipócritas.
—¿De hipócritas? (Imagínense mi cara, especialmente si me conocen).
Mi reacción inmediata fue como «No me parece. Para nada. ¿Así nos perciben?»
El británico Richard Blair es uno de los principales artífices de la internacionalización de la música colombiana: produjo a Carlos Vives, Sidestepper, Bomba Estéreo y Aterciopelados, entre otros exponentes de la diversidad sonora colombiana, que mucho le debe a la capital.
[…]
Mientras se toma un té, Blair aborda una de las principales críticas a los bogotanos: que son hipócritas, que no dicen las cosas.
«Hay una institución clásica bogotana que es huir de la cita», me dice. «Un juego de tenis a ver quién es el primero que cancela o se esconde para no concretar la reunión. Un europeo lo puede ver como pereza o hipocresía, pero yo lo veo como filosóficamente avanzado, porque evita el roce y garantiza el deseo de cada uno».
«Y eso se añade al formalismo, que a mí al principio me emputaba (daba rabia), porque no se dicen las cosas, pero luego me di cuenta de que es una manera de entendernos«.
La cortesía es una institución bogotana, en efecto. Expresiones como «qué pena con usted» para lanzar un ataque o «me regala» para pedir que le vendan algo revelan cierto apego por los eufemismos.
—Uf. ¡Tiene toda la razón!
Y tras pensar un poco en el pasado, proseguí:
—Esto me recuerda un poco cuando me dijiste lo de las amistades a las que toca rogarles para verse. Uno aquí a veces cancela el plan por puro frío… pero tampoco es lo suficientemente frentero para decirlo. O saca el cuatro letras y no propone un nuevo plan… y luego le va dando prioridad a otras relaciones que al final no son tan significativas o a gente a la que uno le vale. ¿Por qué somos así?🙈😂🤦🏽♀️😂
En ese sentido sí somos hipócritas. Evitamos el conflicto, pero no de la manera correcta. No decimos «Fecha tentativa» ni hacemos lo posible por salir de la zona cómoda. Bueno, hablo por mí. A veces me digo que no tengo tiempo y me creo la mentira. Por eso me tocó poner el recordatorio en el calendario.
Sí. Ya sé. Hay amistades con las que no tengo que hacer eso. ¿Por qué? Porque las veo en el trabajo, porque las veo en salsa… ¿pero y si no? Hay gente que aún quiero en mi vida, pero tampoco me esfuerzo. Así que por favor conmigo es con agenda y con lista en mano de personas que suman y multiplican en mi vida. No sé quién tenga que leer esto, pero tal vez sea este el recordatorio para revisar qué amistades se deben cultivar, qué amistades se deben reactivar y qué capítulos se deben cerrar.
🎵Se acerca la navidad y a todos nos va a alegrar🎵
PD: Si sumercé nota ese comportamiento de lejura de mi parte, está autorizadis para jalarme las orejas. Prometo reaccionar.
Porque ustedes lo pidieron… la segunda parte del chisme.
Mis múltiples ocupaciones —léase la tesis que tengo que entregar sí o sí en ocho días— no me habían permitido ponerme al día con el chisme. No obstante, a todo se le saca tiempo en la vida… especialmente al cotilleo. Esta es mi pausa activa. Prioridades, gente. Por eso, queridis sobrinis, aquí va el recuento de la historia de esta amiga, a la que llamaremos Cami, la misma que quería subir a Monserrate para estar 2600 metros más cerca de las estrellas.
Por fin me pudo contar los detalles de su historia, así que reproduciré mis notas mentales aquí para el beneficio de todas las demás:
1. El tipo no había salido de la nada como yo pensé. No lo conoció en un gimnasio y no hubo nadie que le propusiera a nadie salir.
¿Cómo así?
Pues eso pasa cuando le das mal el prompt a tu tía ClaraGPT. Si no me das contexto, mi algoritmo va a rellenar con información basura y te va entregar un pésimo consejo.
2. Lo conoció en una de esas apps móviles.
Ahí ya empezamos mal. No es nada en contra de las apps, prometo explicar mi lógica después.
3. Ella fue la que propuso el plan.
Oook…
A ver. Vamos de nuevo: Camila ve a un muchacho que le parece lindo en una app. En primer lugar, no sabemos por qué le dio por abrir la app, pero asumamos que estaba especialmente social ese día y quería hacer algún plan. Ok. Luego le manda la ¿solicitud? (Tu tía Clara no sabe cómo funcionan ahora esas cosas ahora, así que omitamos ese detalle). Acto seguido, Cami se dice mentalmente «Naj, no me va a agregar porque está muy bueno y todas le deben caer». Ajá. Shhh. Quietos ahí que todos estamos viendo lo mismo, pero no le digamos aún.
Hacen match o como se diga ahora.
Empiezan a hablar.
Me faltan datos sobre quién le habló a quién y esas pequeñeces, pero dado que no se conocen, me parecen irrelevantes.
Listo. El tipo resulta ser un extranjero que lleva en Bogotá más de dos meses. Le vamos a poner Gary. Y qué cosas, Garito no ha ido a Monserrate (¿¿¿En todo este tiempo???). Ergo, ella propone el plan.
¿Le dicen o le digo?
Bueno. Sigamos.
Démosle el beneficio de la duda e imaginémonos que es que el man no ha subido aún a pie… o lo que sea.
Pasan a hablarse por WhatsApp y cuadran los detalles de la cita.
Ahí es cuando Cami se paniquea y entiende que el plan propuesto tiene fallas.
En algún momento, no sé si antes o después de haberme contado el chisme a mí, ¡paf! El man le dice a Cami que no, que gracias, pero que cambien el plan porque está muy temprano. El man ni ha empezado a jugar y yo ya le saqué una amarilla.
Y ahí es cuando a Cami se le empieza a bajar la batería social y ya los mensajitos empiezan a disminuir de lado y lado, y esta semana básicamente ya le dio pereza el man y lo borró.
Así que aquí va mi análisis del partido con goles, repeticiones y tarjetas amarillas:
¿Vieron que mi amiga empezó con poca confianza desde el camerino o como se llame en fútbol? Así no se puede, equipo.
Hay personas que requieren una conexión emocional, una razón, un motivo, un empujoncito extra para decir «Sí, vamos a ir a una cita con XYZ, vamos a jugar estos 90 minutos». En mi caso particular, el hecho de que un man sea «bonito» no hace que me quiera parar de la cama, arreglarme (con todo lo que eso implica) aguantarme algún trancón y sacar plata (no me importa si el man tiene presupuestado pagar, yo llevo mi plata sí o sí). Simplemente no es suficiente. El man tiene que haberme dado parla antes para que mi cerebro quiera generar dopamina o lo que sea que genere y saber que el rato divertido es más importante que quedarme en mi camita viendo series… Aclaro que no es la responsabilidad única del man hablarme o generarme esa sensación, es algo que se da naturalmente en la conversación. Nadie ama lo que no conoce. Así de simple. No te puedes entusiasmar solo con unos ojos bonitos. O al menos yo no funciono así. Necesito un pre. En resumen: de nada sirve tener a James en el equipo si no pones a calentar primero.
Gracias a Dios por el instinto. De alguna manera, tu falta de entusiasmo te salvó. Uno a veces no confía en su tripa, pero la tripa siempre sabe. Si no te sientes al 80 % mínimo para ir a una cita, mmm… Ni vayas porque ni la vas a pasar bien tú, ni le vas a hacer pasar un buen momento a la otra persona. O ve y mentalmente toma la decisión de ir sabiendo que no estás en tu mejor momento y da lo que puedas. Es decir, sé consciente de tu decisión, sea cual sea… Igualito que cuando dices «Pues pa’ eso trabajo»: todos sabemos que lo que sigue después de eso es una compra pendeja… pendeja, pero consciente.
Pérdida por W. ¿Qué más puedo decir?
Rueda de prensa. Palabras de la profe: «Las muchachas dieron lo mejor de sí. Desafortunadamente en esta ocasión no se nos dio, las oportunidades de gol estuvieron muy cerca, pero seguiremos entrenando y la gloria es para Dios»😂. En otras palabras, lo importante es que creo que Cami aprendió que su autoestima no puede depender de un man (y estaba lindo, pero no era así que uno dijera «Ush, papasito, colonízame», pues no). Además, uno en el fondo quiere un man que si tiene que levantarse a ir a una pinche montaña por uno, vaya. ¿Por qué? ¿Será que la tía Clara quiere un man que no existe? No. Existen los manes que lo darían todo por ti, pero tienen que conocerte primero (y por conocerte no quiero decir ver tus fotos). Para que alguien muera realmente por ti, tiene que sentir que vale la pena morir por ti. ¡Crijto bendito!
Lo digo porque las relaciones no son fáciles. La gente se enferma, le dan mocos, se tira pedos, le toca pagar la declaración de renta… escoje una pareja con la que subir a Monserrate a las 7 de la mañana sea un paseo comparado con las cosas a las que realmente te enfrentarías en el día a día. Escoge una pareja con la que la aventura de ir a la tienda a comprar el pan y la leche sea incluso divertido. No siempre lo será, pero al menos 8 de cada 10 veces sí. Después de todo, las mozas no cuidan gripas.
El consultorio de la tía Clara siempre está abierto para las preguntas más importantes de la vida… y para las bobadas también.
La conversación fue más o menos así: —Tía Clara, necesito un consejo. Voy a ir a Monserrate con un sujeto y siento que si subimos las escaleras se va a morir y yo voy a llegar refea. ¿Es muy grave la subida?
Adivinen qué fue lo primero que pensé.
Efectivamente: esto es material para un post.
Así que aquí van los consejos no solicitados para una primera cita.
Si el man ya le pidió salir, no creo que usted le parezca fea.
De hecho, mi amiga es particularmente bonita. Y no bonita de «Ay, lo digo porque es mi amiga». Parce, es el tipo de vieja que los manes dicen «Mk, está linda, pase el Instagram». No es ese tipo de linda que uno de vieja dice «Ay, es bonita» y que los manes dicen «Meh». No. Es el tipo de vieja que nunca está soltera porque dura cinco minutos soltera y de una llega el chulo que ha estado haciendo fila desde hace rato.
PEEERO, como todas las mujeres bonitas y buena gente, tiene sus inseguridades. Así que la tía Clara, que también tiene muchas inseguridades pero que sabe lo que es levantarse a un man sudada, despeinada y con los respectivos olores que puede causar una clase de salsa, tiene algo que decirte:
Amiga: mientras haya tetas, el sudor y el despeine se vuelven secundarios.
2. El man no se va a infartar. ¿Tú de verdad crees que propuso un plan que lo haga ver como un perdedor?
Y si es así… Ese no es tu problema.
El 99 % de los manes, a menos que sea un tonto del culo, no te van a proponer un plan que los haga ver mal. ¿Por qué? Pues porque rara vez van a mostrar su fragilidad en la primera cita. Apuesto que lo conociste en el gimnasio, querida… Y lo que el man quiere es mostrar su estado físico. Si es así, pues diviértete, conócelo, mira el man qué pitos… pero eso tal vez te hable de las inseguridades del man. Y bueno, recuerda que la tía Clara también se puede equivocar, así que mejor que seas tú la que me des o no la razón.
3. ¿Es muy grave la subida? No sé. La última vez que subí a Monserrate a pie fue en el año de… * Hiperventila de solo pensarlo *… Ah, ¡Mira! ¡Donas! Si comes donas, la bajada va a ser más fácil. Mentiras.
4. De nuevo… ¿Quién habrá propuesto el plan?
La última vez que subí con un novio a Monserrate me terminó en tres días. (Aquí entre nos, yo creo que el man no sabía cómo terminarme y eso fue lo único que se le ocurrió 🤦🏽♀️)
5. ¿Dónde quedó el plan tradicional y conservador de ir a cine y luego a tomarse algo? ¿Estoy pasada de moda?¿Qué sigue? ¿Invitaciones a subir una montaña a las 6 de la mañana y desayuno vegano?
Obvio sí. ¿Por qué tomar consejos de una treintona sexy que por ratosaún es insegura y no ha ligado hace más de 9 años? ¡Pues fácil! Porque hay algo que enloquece a los manes, no importa la edad que tengas o si incluso vas a casarte… y te compartiré este secreto, amiga, solo para que no se vaya conmigo a la tumba.
El secreto es…
[Pausa dramática]
Ah, pero antes te voy a decir todo lo que no es.
No es seguir un manual.
No es pensar que hay fórmulas mágicas
No es hacer lo que dicen tus amigas (que están igual o más perdidas que tú)
No es hacer lo que dicen las revistas (yo siempre pensé que iba a trabajar en Cosmopolitan o en la revista Tú, pero ya ven…)
No es hacerse la difícil ni la interesante (ya eres interesante, otra cosa es que la otra persona quiera descubrirlo y, si no, pues toma tu ticket y al final de la fila).
Lo único que me ha funcionado es ser auténtica, hacer tus propias reglas y saber cuándo romperlas. Ah, y mover el culo. Mover el culo es básico. Aprende a moverte con gracia, amiga. Eso sí, de nada sirve mover el funkete si uno no es auténtico. Una vez alguien me dijo que dejara de ser como Tribilín, porque eso no era sexy. Y no, no lo es… pero también es parte de mi esencia hacer chistes bobos y tener un lado naïve. Así que lo que hice fue no mostrarlo de primerazo, pero tampoco negarlo. De hecho, no soy la mujer más chistosa de la tierra y, sin embargo, doy fe de que hay dos hombres que se rien de mis chistes de papá: mi primo y mi novio… así que para todo hay público, para todo hay cliente.
Si a un sujeto en cuestión no le gusta ese lado frívolo, pues no merece conocer el lado interesante o el mejor lado que tengas. No se trata de mentirle ni de mentirte a ti misma, porque tarde o temprano el castillo de naipes se va a caer. Se trata de divertirte mostrando quién eres poco a poco y permitiendo que la otra persona lo descubra. En algún punto o les gustará a ambos lo que ven («Esto es lo que hay«) o definitivamente alguien se desilusionará y cuanto más pronto mejor para no perder tiempo («Donde no puedas amar no te demores»).
Nuevamente, abogo por las muestras de vulnerabilidad. Sin embargo, en nuestra cultura, es poco probable que las personas se muestren tal y como son, o que revelen sus vulnerabilidades porque sienten que eso es ser débil… así que a veces toca ir con cuidado para no espantar a la gente que no está preparada para la awesomeness (porque el que no ha visto a Dios cuando lo ve se asusta)… y ya verás que después de los 30 te vale: eres una chimba y no te da pena mostrar que lo eres. Que huyan solitos los que se les arruga.
Si pudieran conversar con esa persona que ustedes creen que tiene todas las respuestas, ¿qué le preguntarían?
La base narrativa de todos los buenos libros, al menos en el mundo occidental, es siempre la misma: alguien vive en un mundo y un día, de la nada, recibe una «invitación» para visitar otro.
Siempre es lo mismo. ¿Blancanieves?
Sí. Vive en un castillo relativamente feliz, hasta que un día su madrastra la manda matar y termina en una casa limpiando la casa de unos sujetos que, probablemente, aún sean vírgenes.
¿Drácula?
Un mancito tiene una novia y su vida es relativamente tranquila, hasta que le da por dejarla e irse a un viaje de negocios dizque a visitar un cliente. El cliente resulta ser un loco obsesionado con la sangre que además ahora le quiere gusanear a la novia. ¿Quién lo manda irse por allá?
¿La vorágine? Un man se mete en la selva, le pasan mil cosas y, #SpoilerAlert, de allá no sale. Otra vez: ¿Quién hps lo mandó a irse por allá?
Y así con todas las obras literarias y películas que alguna vez han valido la pena… o bueno, independientemente de la calidad, casi con cualquier peli de Hollywood.
Siempre detrás de toda narración hay un cambio de estado… ya sea físico o mental, el protagonista cambia o algo en su manera de ver el mundo cambia. Por eso es que nos gustan tanto las historias de amor: porque quizás no hay nada más transformador.
El enamoramiento tiene la capacidad de hacernos ver el mundo como envuelto en una atmósfera rosa o puede convertir el día más soleado en un momento gris. El amor, al contrario, cuando es verdadero, nos ayuda a ver las cosas con más claridad.
Anaïs Nin decía que no vemos las cosas como son sino como somos.
Ay, Dios. Si ustedes me conocen, saben que estoy obsesionada con Anaïs Nin.
Lo estoy porque, de vez en cuando, cada cierto tiempo, tal vez una vez por década, tal vez una vez por siglo, aparecen estrellas fugaces, seres que parecen haberlo entendido todo, personas adelantadas a su tiempo. Para mí, eso es lo que significó haberme acercado un poquito a Anaïs en mis años mozos.
Y a veces me miro al espejo y me pregunto si pudiera conversar con ella, tomarme un tinto y sonreírle, ¿qué diría ella de lo que pasa por mi cabeza? ¿Qué me diría la tía Anaïs? ¿Les diría algo de lo que yo les digo a mis sobrinas en este blog o se reiría del sinsentido que tiene definir y redefinir el amor una y otra vez?
—No me quedé con él porque sabía que me hundiría, porque me pudo más lo que tenía con Hugo, porque sería incapaz de hacerle daño. Henry era como un veneno dulce que sabes que olerás una vez en la vida, pero más de dos gotas son letales.
—La diferencia es que el veneno no se destruye a sí mismo.
—Exacto. En el fondo, Henry solo conocía el sufrimiento. No podía dejar que me arrastrara con él.
—¿Crees que una persona que solo conoce el mundo del sufrimiento está condenada a vivir allí?
—No está condenada, pero lo pensará dos veces para emprender el viaje del héroe y buscar un mundo de mayor felicidad. Hará todo lo posible para que los demás emprendan el viaje hacia su mundo.
—Eso en mi época se llama ser tóxico.
—Eso en mi época se llamaba ser bohemio e incomprendido.
—¿Te arrepientes?
—Pas du tout. Je ne regrette rien. Lo amé hasta el último segundo de mi vida. Lo he seguido amando en otras vidas… pero aprendí a amarlo de lejos.
—¿Algo para cerrar esta entrevista mental que nunca sucederá? ¿Algún mensaje para mis sobrinas y sobrinos y sobrines que te leen? (o sea, nadie, porque nadie lee este blog salvo mi mamá y mi sobrinita política).
—Sí. «Cualquier forma de amor que encuentres, vívelo». PS: Yo no me inventé lo del viaje del héroe; de hecho, es más viejo que la panela. Si no me creen, busquen en Google El héroe de las mil caras o miren esta imagen (robada, obvio). A lo mejor les sirve para evaluar su vida como si fuera una película y preguntarse: ¿Qué historia me cuento a diario? ¿En qué narrativa vivo? (Comedia, espero).
Veamos qué tiene hoy en el tintero nuestra querida tía Clara
El propósito de este blog es y ha sido reflexionar sobre el amor. Sin embargo, es casi imposible hablar de lo bueno sin hacer una referencia, al menos una vez, a lo negativo. Y por eso, queridas sobrinas, la tía Clara está aquí para daros algunos consejos que yo misma hubiera querido escuchar en su época.
1. Tenga una lista de reproducción
La primera canción de esa lista debe tener un mantra poderoso, debe ser una canción que resuma el objetivo, que esté llena de beats y que no nos deje desfallecer. Es evidente que en este punto ya saben de qué canción estoy hablando. No puede ser otra que la interpretada por nuestra segunda reina —la primera es Beyonce— la inigualable, la infaltable, la arrolladora… Dua Lipa con New Rules.
Mamacita, usted se la va a aprender.
¿Que no sabe inglés? No me importa.
Coja un diccionario, coja el Google Translator, búsquela con subtítulos en Youtube. No me interesa. Se aprende el coro y lo canta desde que se levanta hasta que se acuesta. ¿Oyó?
One: don’t pick up the phone, you know he’s only calling coz’ he’s drunk and alone.
Efectivamente. El man la va a buscar a usted cuando sumercé esté más vulnerable, así que nada de contestarle el WhatsApp, mirarle los estados, nada de Facebook, nada de Instagram y menos comentarle las historias.
Por cierto, tengo que hacer un post de lo maravillosa que es la vida sin WhatsApp. Tal vez lo llame «Hay vida después del WhatsApp».
Two: Don’t let him in. You’ll have to kick him out again.
Si usted se ve con él, ya perdió.
Three: Don’t be his friend. You know you’re gonna wake up in his bed in the morning.
Y, por supuesto, tómese un tiempo para usted. No intente ser amiga del man hasta que sus heridas no estén reparadas. ¿Por qué? Porque…
If you’reunder him, you ain’t gettin’ over him
Lo siento, esa oración solo me parece chistosa en inglés.
2. Ábrase una cuenta en Duolingo
Usted está en rehab. Así que cambie una droga por otra. No más Instagram, no más mirarle la hora de conexión. Búsquese un hobbie, métase a hacer pole dance, busque videos de cómo hacer mocktails o póngase juiciosa a aprender el idioma para el que se considere negada o el que siempre quiso. Cada vez que le dé por caer en tentación, líbranos señor de los pendejos y una lección de Duolingo: ¡Tarán! Políglota en tres semanas. ¡Que sí!
[I’m unstoppable today] Le aseguro que va a tener a alguien que la persiga, así sea un pajarraco verde:
3. Invéntese un paseo con sus amigas
Váyase a un lugar que sea seguro para llorar, si es que desea hacerlo y con personas que no la juzguen. Ojalá con mucha naturaleza y películas románticas. ¿A dónde? Fácil: a Argentina. Nunca he ido, pero estoy segura de que allá se acaban las tusas. A menos que usted viva precisamente en ese país, en ese caso solo le puedo recomendar Cuba o Canadá… y, con conocimiento de causa, allá sí puedo decir que el caldo de ojo es brutal.
Pero bueno, fuera de chiste, váyase así sea al parque con sus amigas. Si no logró reunirlas a todas, al menos intente irse a tomar un café con una. Todo se puede [With a little help of my friends], pero usted tiene que aceptar la ayuda y pedirla, nadie va a venir a leerle la mente y adivinar que usted está mal.
4. Llame a la niña
Recuerde qué le gustaba hacer a la niña que usted alguna vez fue. ¿Tal vez escribía? ¿Tal vez dibujaba? ¿Tal vez bailaba? Lo que sea que hiciera feliz a su yo del pasado es clave, porque la que se siente más herida es la niña, incluso más que usted de adulta. Si es necesario, haga una lista de los amores pasados desde el inicio de los tiempos y revise de qué maneras usted se ha sentido abandonada, rota, traicionada o incluso humillada. No necesariamente esas heridas han sido causadas por una expareja, pero tal vez por situaciones que requieren revisarse.
5. Evite el autosabotaje
Y créame, esa puede llegar a ser la parte más dura: la de librar batallas mentales de usted contra usted, darle vueltas en su cabeza a algo que no tiene respuesta, rumiar el pensamiento (habla una experta #Fail) o preguntarse «¿Por qué a mí?».
Acepte que usted no tiene control sobre lo que otras personas hacen o dejan de hacer. Usted solo tiene control sobre sus acciones y, a veces, sobre sus pensamientos. Así que antes de darle el consejo positivo que usted no quiere oír porque no está lista e incluso la va a incomodar, déjeme decirle que se refugie en las personas que usted sabe que la quieren y ocupe su mente en cursos, natación, baile, gimnasio, jardinería, hacer cerámica, irse a cine, practicar maternidad de gallinas o cualquier actividad en la que usted esté lo más lejos posible de su celular y concentrada en una sola tarea.
Y finalmente, cuando ya esté saliendo del hoyo, no antes porque hay que permitirse sentir, ahí sí puede ponerse a examinar qué salió mal, cómo hacerlo mejor la próxima vez, para qué le pasó lo que le pasó (no por qué sino para qué) y recuerde que la terapia siempre es una opción y no hay de qué avergonzarse.
Bonus – Caja de herramientas para distraer la mente cuando estoy muy estresada o no quiero pensar
Esta es mi lista personal. Le recomiendo que usted haga la propia y si esta le sirve de inspiración, pues genial.
Irme a Miniso, DollarCity o tiendas similares a mirar bobadas (no recomendado si usted es de las que compensan los vacíos emocionales con compras)
Oler un perfume o un aroma que me guste (Parce, hace unos días les confesé a mis amigas que me encanta el olor a Cresopinol, a gasolina, a trementina… Estoy bien frita)
Escribir en hojas de puntitos
Reventar plástico de burbujas
Irme a comer donitas
Hacerme una trenza
Irme a Salsa Camará con mi amiga K
Hacer una raclette e invitar amigos
Hablar con mi primo o mi mejor amiga
Cantar en la ducha
Poner un video en Youtube y hacer dizque karaoke frente al pc
Colorear mandalas
Leer poesía o cosas corticas que no me abrumen
Irme a un Tostao a tomarme un granizado o a Juan Valdez
Irme a comer una paleta
Tomarme un vino y escribir
Hacer papitas en la freidora y luego tragármelas todas yo solita
Verme una comedia romántica que ya me haya visto y chillar si es necesario
Ver tiktoks de America’s Got Talent y llorar cuando se sacan el ticket dorado jajaja
Sobre algunas ideas y personas que solo vivirán en nuestra mente.
A principios de los 2000 yo era muy pendeja. Mucho más tal vez de lo que soy ahora (y tengo mis momentos). Me cantaba unas canciones tristes a todo pulmón [Torn de Natalia Imbruglia] y pensaba que tenía que ir hasta el fondo de mi dolor para entenderme. Creo que ahí empezó una depresión secreta con la que tal vez he cargado durante varios años en silencio. Puede ser depresión, ansiedad, ansiedad social, transtorno por déficit de atención. Aún no lo sé. No sé si quiera saberlo. He sido funcional por tanto tiempo que, a lo mejor no tengo nada y es video mío. A lo mejor solo es melancolía.
Hablando de videos. Volvamos a la pendeja del año 2000. La música era mi mecanismo para sacar todo lo que ni siquiera sabía que estaba ahí. Y entonces empecé a volverme una persona sombría, nada que ver con la Clara que vive muerta de la risa y que se quiere comer al mundo.
Soy una persona con hambre de vida [Hunter de Dido]. No puedo resistir mucho tiempo sin nadar con la corriente. De vez en cuando se me acaba la gasolina de niña bien portada —seguro es ansiedad lo que tengo— y el pájaro rebelde emerge… o el kraken. No puedo estarme quieta. No debo estarme quieta. —Tal vez déficit de atención—Donde hay movimiento hay vida.
El baile me ha salvado siempre. Me ha permitido incomodar a mi familia desde tiempos inmemoriables, me ha ayudado a ver mi verdadera esencia [recordé todo lo libre que era… no puedo conseguir, cambiar ni corregir lo que me corre las venas] y, una que otra vez, mostrarle a contadas personas cómo soy realmente. La escritura también. Pero la escritura me desnuda más y me aleja más de las personas, me expone más, me aterra más. No quiero y al mismo tiempo muero por revelar lo que hay en mi cabeza. Si tan solo se pudiera sin causar dolor…
Parte de las razones por las que este blog estaba quieto era porque ya no había mucho por decir… y porque «¿Quién carajos lee blogs en 2023?». Y de repente pasa algo, algo pequeño, algo estúpido, una mirada, un gesto, un sabor, un consejo, una canción… algo, cualquier cosa, que te hace preguntarte si es el momento de volver al ruedo, de volver a decir cosas incómodas e incomodar al mundo así se te vengan las consecuencias que se te vengan y el agua te dé hasta el cuello.
El problema de incomodar a los demás es que primero se incomoda uno. Sacamos a todas las Claras a cantar en un carro imaginario y van todas gritándose verdades incómodas a lo Alanis [Ironic]. Ese es el problema de mi mente: va a mil haciéndose videos de cómo sería mi vida si… y se me olvida que tengo que vivir esta vida. Y si esta vida se vuelve plana, empiezo a buscar lo platónico para tener una novela en la cual vivir y un drama inexistente en la realidad para poderme alimentar de él y crear.
Tal vez no he crecido tanto como pensé. Tal vez sigo siendo la adolescente, la niñita, la pendeja.
¿A dónde se fue la mujer segura de sí misma que he logrado construir en estos últimos años? Está de vacaciones. Está el reemplazo: un dummie que no sabe hablar con los tipos [Why don’t you and I], que no sabe maquillarse la línea del ojo, que no tiene idea de cómo pagar impuestos y básicamente vive en una fantasía [Escena de He’s just not that into you o de Gossip Girl].
De repente todo tuvo sentido. Las obsesiones, las canciones, los amores del pasado. Todos son la misma persona. Es un historial de rechazos en el que el silencio ajeno se me convierte en obsesión.
Tal vez necesito terapia. Tal vez no. Tal vez solo aceptación. Aceptar que la vida va y que hay lazos que se van a romper inevitablemente, que hay dolores que voy a causar sin que yo quiera, que hay videos que vivirán en mi mente sin hacerse realidad, que todo eso está bien y que forma parte de mi universo narrativo. Tal vez si me lo repito lo suficiente, me crea mi propia mentira.
Al parecer, hay días que parecen no acabarse… días en que solo quieres llegar a la casa, meterte en las cobijas, quitarte el sostén y tomar algo caliente.
Es tanto el cansancio del día y ha sido tan grande el estrés que sientes que no vas a acabar lo que tienes que hacer en el tiempo en que debes. Debes. Le debes al uno, le debes al otro… le debes tiempo, le debes tareas… y a veces le debes dinero. Tal parece que hay más deudas de las que puedes pagar… y seguimos pagándolas aún cuando ya estamos en la siguiente tarea. Las deudas energéticas son las peores. Uno sigue pensando en el asunto y dándole más vueltas de las necesarias… botándole corriente, prestándole atención. Ojo al verbo: prestándole… y tal parece que eso que se prestó jamás será devuelto.
Entonces uno necesita recargarse. Y es cuando come de más para obtener energía… o duerme mucho… o no duerme, porque toda se le va. No hay que ser médico ni científico para saberlo. Cualquier desbalance del cuerpo pasa factura.
De un tiempo para acá, parece que hemos olvidado nuestra obligación de hacernos felices a nosotros mismos y de que el deber (sea de deuda o de obligación) es con nosotros primero. Hay que hacer feliz al marido, a los hijos, al jefe, a los clientes, a los hermanos, a la familia, a los amigos y también a los enemigos. Todos quieren algo de mí y lo quieren para ayer… Y no es queja. Me encanta tener varios roles, muchos de ellos los elegí porque me hace feliz ser como soy y que hagan parte de mi vida. Pero cuando uno le da más tiempo a cualquier faceta de su vida diferente a la de ser uno, entonces algo no está del todo bien. Sobre todo en el área laboral. No digo que no hay que trabajar, pero la EPS, los medicamentos y el tiempo perdido no me los va a pagar ni el jefe ni la empresa para la cual estoy haciendo plata… Termina uno cumpliéndole los sueños al dueño del aviso, ¿y el aviso de uno qué dice? ¿“Se arrienda”?
Así que hoy, en contra de todo lo que tengo por hacer, decidí sacar un tiempo para un té con mi mamá… y para escribir. Y bueno, lo que se hizo hoy, ya se hizo. Mañana veremos cómo cumplir con la responsabilidad sin tener que sacrificar la vida. Después de todo, lo último que quiero en mi epitafio es “Tenía lindos tacones, una úlcera gigante y un carácter de mierda”.
Si nadie se lo dijo, no es su culpa. Si lo sabe y no lo aplica… me temo que sí.
Al momento de realizar este escrito 59.616.835 personas han descargado Whatsapp Messenger en todo el mundo. Por tanto, las siguientes reglas deberían ser populares. No obstante, y a pesar de que se trata de principios básicos, parecen ser desconocidas aún.
1. Favor no escribir así
Nada más absurdo y poco eficiente. Tengo varios amigos que tienen la horrible costumbre que se muestra en la primera conversación:
🚫Largo, con rodeos y mil beeps
En vez de…
✔Correcto: al punto y sin dejar de ser cordial.
Es un error fatal —tanto en lo virtual como en la vida real— no dejar claro el objetivo de la conversación desde el principio. Sobre todo para entornos laborales, hacer esto es, de alguna manera, no respetar el tiempo del otro y asumir que siempre tiene que estar ahí pegado al chat para nosotros. ¡La otra persona tiene cosas qué hacer!
Si lo que usted quiere es ser cordial e interesarse genuinamente en el otro, pídale una cita y hablen de verdad. Y si quiere una respuesta urgente, use un medio urgente, como el celular o la visita en persona. Parece que la gente últimamente no entiende que lo más lento de contestar es un correo electrónico, luego le sigue el Whatsapp y después vienen las llamadas. La elección del mejor canal de comunicación determinará la rapidez de la respuesta, no es una regla… pero si no me cree, pruebe con señales de humo o palomas mensajeras.
#Offtopic: Nunca le diga «sí» a un tipo que le pide una cita por Whatsapp. ¡Cuidado se gasta un minuto en llamarla! Lo aprendí tarde.
¿Recuerdan esos bellos tiempos en que uno llamaba por teléfono —al fijo, además— y decía:
—Hola, mi Kelly. ¿Cómo estás? Te llamaba para saludarte y pedirte el número de Andrea. Es que se me perdió porque lo tengo anotado en una agenda que se me quedó en la oficina.
—Sí, claro. Es 555-5555. ¿Y qué más? ¿Cómo has estado? ¿Me contaron que te casaste? —Sí, bla, bla, bla…
Ya sea por cortesía, por respeto al tiempo del otro… o porque el servicio telefónico en algún remoto tiempo se cobraba por minuto, primero uno decía para qué llamaba y después hablaba basura, si es que lo necesitaba. El teléfono era para acortar distancias, no para alargar conversaciones. Y si la conversación daba para rato, uno le decía simplemente a la persona que eso aguantaba contárselo con unos vinos o un café… ¡y se veían!
Todo esto tiene que ver con la función fática del lenguaje. No se deje confundir por la palabra. Esto simplemente significa que los humanos usamos expresiones que no significan nada, solo están ahí para que verifiquemos el canal. Por ejemplo: «¿Aló?»
El problema es que lo que para uno es fático, para otros parece no serlo. Algunas expresiones como «¿Cómo estás?» pueden tomarse literales y la persona puede entender que sí deseamos saber realmente cómo se encuentra y qué tal ha sido su día.
Por desgracia para unos, y salvo en contadas excepciones, Whatsapp no es un medio en el que se requiera verificar el canal, ya que cuenta con el doble chulito azul y ambos participantes saben cuándo sus mensajes han sido vistos. Insisto: si a usted le interesa realmente saber cómo está alguien, utilice un canal más directo en el que pueda ver su expresión o al menos escuchar el tono de su voz, ya que en los chats se pierden elementos suprasegmentales —linda palabra— como el acento, el ritmo, las pausas y la entonación. Y cuando algo que debería estar no está… el cerebro casi siempre termina reemplazándolo. He visto a muchas parejas y amigos pelear porque sus videos mentales van más allá de los mensajes que reciben.
2. No asuma que la persona está en la misma onda que usted Nos fastidia cuando le hablamos a alguien y está pendiente solo del celular, ¿cierto? Pero cuando soy yo quien envía el mensaje, el otro siempre tiene que estar disponible para mí. No señores. Los otros tienen vida, familia, amigos, un trabajo… Si lo dejan en visto, no asuma SIEMPRE que quieren ignorarlo. A veces uno tiene las manos enjabonadas porque está lavando la loza, pero aparece en línea porque dejó el Whatsapp conectado en el computador. ¿Qué sé yo? Relájese. Después le contestarán. Si ocurre demasiadas veces, el mensaje es claro: sí lo están ignorando, así que retírese con dignidad.
3. Si le cuesta o no le gusta digitar, use una nota de voz
Pero tampoco se exceda con ellas. Úselas cuando necesite que esos elementos suprasegmentales se noten. Nada mejor que un buen chisme contado con la voz… y nada peor que tres notas de voz estilo:
Nota 1: Hola, ¿cómo estás?
Nota 2: Oye, ¿ya sacaste la basura? Antier pasó el carro como a las seis y se me olvidó sacarla.
Nota 3: Entonces era para ver si hoy la sacas tú.
Beep. Aburrido. Cero eficiencia. Además, eso es no pensar en el otro. Hay que recordar que las llamadas de Whatsapp, las fotos, los videos y las notas de voz no son gratuitas en todos los operadores telefónicos, así que no todas las personas las tienen disponibles siempre. Hay quienes tienen que llegar a la casa o a un sitio con wifi para oírlas.
Con respecto a los chistes y los mensajes de humor casi siempre son bienvenidos, siempre y cuando sean oportunos. Eso sí, los videos y las cadenas no le gustan a todo el mundo, pero nadie se atreve a decirlo. Tampoco se sienta mal si no le dan las gracias. Usted no las creó, así que no espere que la gente le agradezca. En conclusión: Ojo con lo que manda, todo en exceso es perjudicial.
4. No mande cadenas grotescas ni fotos desagradables…
Si quiere ayudar a algún niño con una enfermedad, no es necesario que agregue la foto y lo victimice aún más. A veces la palabra escrita es más prudente. Lo que nos lleva al punto 5…
5. No comparta información de la que no esté seguro
¿De verdad alguien puede pensar que la dueña de Whatsapp es una señora con acento chileno o que Bill Gates va a regalar un millón de dólares a quien lea este blog? Hay tanta información en internet, que es difícil distinguir la necesaria de la basura. Así que no comparta nada de lo que no esté seguro. En el caso de los sismos o tragedias, asegúrese de que la información que replique sea confiable y, si de verdad quiere ayudar, póngase en contacto con la persona (asumiendo que sí la conoce) y llévele algo que necesite (comida, ropa, etcétera).
6. Utilice la arroba si es que necesita que una persona le conteste algo en un grupo. De lo contrario, existe el chat privado
De la misma manera que usted no grita en un Transmilenio para que todos oigan la conversación con la persona que tiene al lado, a los demás hay cosas que no nos interesan.
Si el tema de conversación nos compete a todos, pero queremos cerciorarnos de que una persona en particular lea el mensaje, esta es la mejor herramienta. Especialmente, si tenemos los grupos configurados en silencio.
Con la arroba, la tía Frida oirá el beep del mensaje de mi primo (sin perderse en la conversación) y todos veremos su respuesta.
7. Más mensajes de difusión y menos grupos
No es necesario estar creando grupos para todo. Los grupos, bien utilizados son muy útiles, pero lo cierto es que pocos saben usarlos para lo que realmente son y se terminan convirtiendo en un mar de saludos innecesarios, cadenas y muñequitos con mensajes de buenos días. Para evitar armar más grupos de los que ya tiene, aprenda a utilizar los mensajes de difusión y comience a enviar sus mensajes de forma masiva. Como resultado, le responderán solo aquellos que deseen hacerlo y de manera privada. Solo hay que hacer clic en los tres puntitos que abren el menú (al lado de la lupa):
Y cuando se desplieguen las opciones, seleccionar la segunda (New broadcast o Nuevo mensaje de difusión):
En resumen, las normas de etiqueta del mundo virtual no difieren del mundo real. Las reglas que utilizamos para la vida diaria deberían ser las mismas para internet. Por eso, aquí les dejo este video para ver a quiénes de estos personajes identifican… y recuerden, son siete años de mal sexo si no comparten este blog jajajajaja (Toca reírse porque no falta el que no entiende el sarcasmo).
Yo pensaba que el lugar más triste para ser soltero era París… pero, al parecer, me equivoqué.
Yo pensaba que el lugar más triste para ser soltero era París… pero, al parecer, me equivoqué.
Se supone que Disney es el lugar más feliz sobre la Tierra y París la ciudad más romántica… Bueno, todo depende de los gustos… En mi caso, no puedo negar que la combinación que encontré en Disneyland París era sin duda un sueño. Eso sí, definitivamente es un sitio al que podría irme sola sin que nada me pusiera tan nostálgica como me hubiese puesto de haber visitado las siguientes tres ciudades sin pareja.
No me malinterpreten. No todo el mundo tiene que tener pareja ni todo el mundo tiene que estar soltero. Yo pienso que uno debe gozarse los caminos que eligió y los momentos que esté viviendo con las personas que le toque, sean amigos, familiares o desconocidos… o solo.
Pero, eso sí, trate, en lo posible, de nunca irse solo para las siguientes tres ciudades. No. No le va a pasar nada, no es por su seguridad. Evidentemente, cosas buenas y no tan buenas ocurren en todas partes, es solo que vale la pena visitar algunos sitios con ese alguien especial.
No siendo más, aquí va mi top tres de ciudades a las que es mejor irse en pareja:
3. Verona, Italia
Mala idea: Quedarse en un hostelito con balcones llenos de flores, caminar frente a la fuente y el coliseo, e irse a la casa de Julieta en Verona solo.
2. Brujas, Bélgica
Mala idea: Ir uno solo al lago del amor, pasear por la plaza solo… mejor dicho, ir solo a cualquier rincón de esta ciudad. Por favor, evítelo a toda costa. Además, tenga en cuenta que después de las seis de la tarde casi todo está cerrado, no importa si es verano… hay pocos bares abiertos y pocas cosas para hacer en la noche. De hecho, creo que nadie pudo ubicar mejor un beguinato😂😂😂.
«¿Beguinato? ¿Qué jeso?»
Como es natural en periodos de guerra, muchas mujeres enviudaban. Recordemos que, antiguamente, no era bien visto que una dama estuviese sola y su única opción era volverse monja. Pero algunas de ellas decidieron rebelarse contra el sistema, así que se agruparon y comenzaron a quedarse en ciertas casas (beguinatos) para hacer obras sociales y ayudar a la comunidad. Podían tener pareja o «amiguitos» por fuera, pero cuando daban las seis de la tarde, el beguinato se cerraba. Se consideran las primeras feministas, ya que rechazaron la tradición impuesta en esos tiempos.
1. Venecia, Italia
Bien sea que arme un combo de amigos y se suba a una góndola —que no se me hace nada barato, ya que cuesta alrededor de 80 euros el trayectico—, ir a Venecia solo no es un plan recomendable. Si le tocó, disfrute… Pero si aún está a tiempo, reserve la ciudad para ir con alguien especial, antes de tener que cantar mentalmente esta canción. Está advertido.Por cierto, no había visto a Julio Iglesias hablar en francés y la verdad es que no lo hace mal. Ojo a la letra en el pedazo en que canta en español.
https://www.youtube.com/watch?v=bw0-CTA0RLg
La plaza San Marcos: Sencillamente espectacular
La torre del reloj… Cada hora los muñequitos de arriba (Moros) se mueven y tocan la campana.