Un chisme para reflexionar sobre las ideas que un día se nos convierten en «verdades» o pajazos mentales.
Dicen que detrás de la letra de la canción Momposina de José Barros se esconde en realidad, en vez de un cuento de dos, la historia de un triángulo amoroso no correspondido.
#Chisme #EstoSePusoBueno
Chachachánnn… Música de suspenso… Resulta que la muchacha vivía en tremenda casa, pero tremenda… con vista al río Magdalena y todo. Y los dos manes que la pretendían eran básicamente un par de arrancados. Por la canción, se sospecha que uno de ellos era jardinero y el otro, José Barros. Esa es, al menos, la versión que cuenta el guía cuando uno visita Mompox.
—Con tremenda casa, ¿creen ustedes que ella iba a pararle bolas a esos manes? —decía el guía.
Las versiones cambian ligeramente, es parte de la magia del caribe, del hot south, de nuestra esencia latina. Si les interesa saber la versión de José Barros narrada por el periodista José Navia (que si no estoy mal fue profe mío hace chochomil años. Asumo que será él, pero tampoco estoy segura), aquí se las dejo.
El cuento viene a que es fácil romantizar cualquier cosa —he aquí una experta—, incluso una asunto que nunca ocurrió o que, si ocurrió, no fue el gran suceso, pueden dar para un cuentazo, para una canción y para cuanto pajazo mental queramos.
Otra cosa: ¿Quién dijo que las mujeres elegimos pareja por la plata que tenga el man?
Me pregunto si José Barros pensó que el jardinero tenía más posibilidades por ser del municipio de El Banco (Magdalena), es decir, quizás más acomodado por ser más «citadino» (lo de Banco y banco no tiene nada qué ver, tal vez una linda coincidencia). Y así es como empiezan las creencias falsas: «Es que como tiene plata, ella a lo mejor lo prefiere a él».
¿¿¿Las mujeres de verdad preferimos a un man con plata???
Yo no niego que la estabilidad es una cosa sexy, pero de ahí a que la plata sea lo único que una mujer le mira a un man mmm… discutible. De hecho, tal vez en una época esa narrativa tenía algo de verdad, porque las mujeres no podíamos ni tener una cuenta bancaria propia sin la firma de un hombre, un hermano, una pareja…
¿Ahora? Aún hay que luchar contra el patriarcado, pero somos más las que podemos construir nuestra propia estabilidad. Sí. Aún hay mucho camino por recorrer y mucha tela qué cortar. Y sí. Hay muchas excepciones y también hay personas interesadas… ¿Pero eso cuánto puede durar? ¿Cuánto puede aguantar una persona aburrida con otra? Yo creo que se invierte la misma energía en hacerse miserable y hacer miserable a los demás, que en hacerse feliz y contagiar de esa felicidad a quienes nos rodean. ¿O ustedes qué opinan? ¿Team José Barros o Team Momposina?
Porque ustedes lo pidieron… la segunda parte del chisme.
Mis múltiples ocupaciones —léase la tesis que tengo que entregar sí o sí en ocho días— no me habían permitido ponerme al día con el chisme. No obstante, a todo se le saca tiempo en la vida… especialmente al cotilleo. Esta es mi pausa activa. Prioridades, gente. Por eso, queridis sobrinis, aquí va el recuento de la historia de esta amiga, a la que llamaremos Cami, la misma que quería subir a Monserrate para estar 2600 metros más cerca de las estrellas.
Por fin me pudo contar los detalles de su historia, así que reproduciré mis notas mentales aquí para el beneficio de todas las demás:
1. El tipo no había salido de la nada como yo pensé. No lo conoció en un gimnasio y no hubo nadie que le propusiera a nadie salir.
¿Cómo así?
Pues eso pasa cuando le das mal el prompt a tu tía ClaraGPT. Si no me das contexto, mi algoritmo va a rellenar con información basura y te va entregar un pésimo consejo.
2. Lo conoció en una de esas apps móviles.
Ahí ya empezamos mal. No es nada en contra de las apps, prometo explicar mi lógica después.
3. Ella fue la que propuso el plan.
Oook…
A ver. Vamos de nuevo: Camila ve a un muchacho que le parece lindo en una app. En primer lugar, no sabemos por qué le dio por abrir la app, pero asumamos que estaba especialmente social ese día y quería hacer algún plan. Ok. Luego le manda la ¿solicitud? (Tu tía Clara no sabe cómo funcionan ahora esas cosas ahora, así que omitamos ese detalle). Acto seguido, Cami se dice mentalmente «Naj, no me va a agregar porque está muy bueno y todas le deben caer». Ajá. Shhh. Quietos ahí que todos estamos viendo lo mismo, pero no le digamos aún.
Hacen match o como se diga ahora.
Empiezan a hablar.
Me faltan datos sobre quién le habló a quién y esas pequeñeces, pero dado que no se conocen, me parecen irrelevantes.
Listo. El tipo resulta ser un extranjero que lleva en Bogotá más de dos meses. Le vamos a poner Gary. Y qué cosas, Garito no ha ido a Monserrate (¿¿¿En todo este tiempo???). Ergo, ella propone el plan.
¿Le dicen o le digo?
Bueno. Sigamos.
Démosle el beneficio de la duda e imaginémonos que es que el man no ha subido aún a pie… o lo que sea.
Pasan a hablarse por WhatsApp y cuadran los detalles de la cita.
Ahí es cuando Cami se paniquea y entiende que el plan propuesto tiene fallas.
En algún momento, no sé si antes o después de haberme contado el chisme a mí, ¡paf! El man le dice a Cami que no, que gracias, pero que cambien el plan porque está muy temprano. El man ni ha empezado a jugar y yo ya le saqué una amarilla.
Y ahí es cuando a Cami se le empieza a bajar la batería social y ya los mensajitos empiezan a disminuir de lado y lado, y esta semana básicamente ya le dio pereza el man y lo borró.
Así que aquí va mi análisis del partido con goles, repeticiones y tarjetas amarillas:
¿Vieron que mi amiga empezó con poca confianza desde el camerino o como se llame en fútbol? Así no se puede, equipo.
Hay personas que requieren una conexión emocional, una razón, un motivo, un empujoncito extra para decir «Sí, vamos a ir a una cita con XYZ, vamos a jugar estos 90 minutos». En mi caso particular, el hecho de que un man sea «bonito» no hace que me quiera parar de la cama, arreglarme (con todo lo que eso implica) aguantarme algún trancón y sacar plata (no me importa si el man tiene presupuestado pagar, yo llevo mi plata sí o sí). Simplemente no es suficiente. El man tiene que haberme dado parla antes para que mi cerebro quiera generar dopamina o lo que sea que genere y saber que el rato divertido es más importante que quedarme en mi camita viendo series… Aclaro que no es la responsabilidad única del man hablarme o generarme esa sensación, es algo que se da naturalmente en la conversación. Nadie ama lo que no conoce. Así de simple. No te puedes entusiasmar solo con unos ojos bonitos. O al menos yo no funciono así. Necesito un pre. En resumen: de nada sirve tener a James en el equipo si no pones a calentar primero.
Gracias a Dios por el instinto. De alguna manera, tu falta de entusiasmo te salvó. Uno a veces no confía en su tripa, pero la tripa siempre sabe. Si no te sientes al 80 % mínimo para ir a una cita, mmm… Ni vayas porque ni la vas a pasar bien tú, ni le vas a hacer pasar un buen momento a la otra persona. O ve y mentalmente toma la decisión de ir sabiendo que no estás en tu mejor momento y da lo que puedas. Es decir, sé consciente de tu decisión, sea cual sea… Igualito que cuando dices «Pues pa’ eso trabajo»: todos sabemos que lo que sigue después de eso es una compra pendeja… pendeja, pero consciente.
Pérdida por W. ¿Qué más puedo decir?
Rueda de prensa. Palabras de la profe: «Las muchachas dieron lo mejor de sí. Desafortunadamente en esta ocasión no se nos dio, las oportunidades de gol estuvieron muy cerca, pero seguiremos entrenando y la gloria es para Dios»😂. En otras palabras, lo importante es que creo que Cami aprendió que su autoestima no puede depender de un man (y estaba lindo, pero no era así que uno dijera «Ush, papasito, colonízame», pues no). Además, uno en el fondo quiere un man que si tiene que levantarse a ir a una pinche montaña por uno, vaya. ¿Por qué? ¿Será que la tía Clara quiere un man que no existe? No. Existen los manes que lo darían todo por ti, pero tienen que conocerte primero (y por conocerte no quiero decir ver tus fotos). Para que alguien muera realmente por ti, tiene que sentir que vale la pena morir por ti. ¡Crijto bendito!
Lo digo porque las relaciones no son fáciles. La gente se enferma, le dan mocos, se tira pedos, le toca pagar la declaración de renta… escoje una pareja con la que subir a Monserrate a las 7 de la mañana sea un paseo comparado con las cosas a las que realmente te enfrentarías en el día a día. Escoge una pareja con la que la aventura de ir a la tienda a comprar el pan y la leche sea incluso divertido. No siempre lo será, pero al menos 8 de cada 10 veces sí. Después de todo, las mozas no cuidan gripas.
El consultorio de la tía Clara siempre está abierto para las preguntas más importantes de la vida… y para las bobadas también.
La conversación fue más o menos así: —Tía Clara, necesito un consejo. Voy a ir a Monserrate con un sujeto y siento que si subimos las escaleras se va a morir y yo voy a llegar refea. ¿Es muy grave la subida?
Adivinen qué fue lo primero que pensé.
Efectivamente: esto es material para un post.
Así que aquí van los consejos no solicitados para una primera cita.
Si el man ya le pidió salir, no creo que usted le parezca fea.
De hecho, mi amiga es particularmente bonita. Y no bonita de «Ay, lo digo porque es mi amiga». Parce, es el tipo de vieja que los manes dicen «Mk, está linda, pase el Instagram». No es ese tipo de linda que uno de vieja dice «Ay, es bonita» y que los manes dicen «Meh». No. Es el tipo de vieja que nunca está soltera porque dura cinco minutos soltera y de una llega el chulo que ha estado haciendo fila desde hace rato.
PEEERO, como todas las mujeres bonitas y buena gente, tiene sus inseguridades. Así que la tía Clara, que también tiene muchas inseguridades pero que sabe lo que es levantarse a un man sudada, despeinada y con los respectivos olores que puede causar una clase de salsa, tiene algo que decirte:
Amiga: mientras haya tetas, el sudor y el despeine se vuelven secundarios.
2. El man no se va a infartar. ¿Tú de verdad crees que propuso un plan que lo haga ver como un perdedor?
Y si es así… Ese no es tu problema.
El 99 % de los manes, a menos que sea un tonto del culo, no te van a proponer un plan que los haga ver mal. ¿Por qué? Pues porque rara vez van a mostrar su fragilidad en la primera cita. Apuesto que lo conociste en el gimnasio, querida… Y lo que el man quiere es mostrar su estado físico. Si es así, pues diviértete, conócelo, mira el man qué pitos… pero eso tal vez te hable de las inseguridades del man. Y bueno, recuerda que la tía Clara también se puede equivocar, así que mejor que seas tú la que me des o no la razón.
3. ¿Es muy grave la subida? No sé. La última vez que subí a Monserrate a pie fue en el año de… * Hiperventila de solo pensarlo *… Ah, ¡Mira! ¡Donas! Si comes donas, la bajada va a ser más fácil. Mentiras.
4. De nuevo… ¿Quién habrá propuesto el plan?
La última vez que subí con un novio a Monserrate me terminó en tres días. (Aquí entre nos, yo creo que el man no sabía cómo terminarme y eso fue lo único que se le ocurrió 🤦🏽♀️)
5. ¿Dónde quedó el plan tradicional y conservador de ir a cine y luego a tomarse algo? ¿Estoy pasada de moda?¿Qué sigue? ¿Invitaciones a subir una montaña a las 6 de la mañana y desayuno vegano?
Obvio sí. ¿Por qué tomar consejos de una treintona sexy que por ratosaún es insegura y no ha ligado hace más de 9 años? ¡Pues fácil! Porque hay algo que enloquece a los manes, no importa la edad que tengas o si incluso vas a casarte… y te compartiré este secreto, amiga, solo para que no se vaya conmigo a la tumba.
El secreto es…
[Pausa dramática]
Ah, pero antes te voy a decir todo lo que no es.
No es seguir un manual.
No es pensar que hay fórmulas mágicas
No es hacer lo que dicen tus amigas (que están igual o más perdidas que tú)
No es hacer lo que dicen las revistas (yo siempre pensé que iba a trabajar en Cosmopolitan o en la revista Tú, pero ya ven…)
No es hacerse la difícil ni la interesante (ya eres interesante, otra cosa es que la otra persona quiera descubrirlo y, si no, pues toma tu ticket y al final de la fila).
Lo único que me ha funcionado es ser auténtica, hacer tus propias reglas y saber cuándo romperlas. Ah, y mover el culo. Mover el culo es básico. Aprende a moverte con gracia, amiga. Eso sí, de nada sirve mover el funkete si uno no es auténtico. Una vez alguien me dijo que dejara de ser como Tribilín, porque eso no era sexy. Y no, no lo es… pero también es parte de mi esencia hacer chistes bobos y tener un lado naïve. Así que lo que hice fue no mostrarlo de primerazo, pero tampoco negarlo. De hecho, no soy la mujer más chistosa de la tierra y, sin embargo, doy fe de que hay dos hombres que se rien de mis chistes de papá: mi primo y mi novio… así que para todo hay público, para todo hay cliente.
Si a un sujeto en cuestión no le gusta ese lado frívolo, pues no merece conocer el lado interesante o el mejor lado que tengas. No se trata de mentirle ni de mentirte a ti misma, porque tarde o temprano el castillo de naipes se va a caer. Se trata de divertirte mostrando quién eres poco a poco y permitiendo que la otra persona lo descubra. En algún punto o les gustará a ambos lo que ven («Esto es lo que hay«) o definitivamente alguien se desilusionará y cuanto más pronto mejor para no perder tiempo («Donde no puedas amar no te demores»).
Nuevamente, abogo por las muestras de vulnerabilidad. Sin embargo, en nuestra cultura, es poco probable que las personas se muestren tal y como son, o que revelen sus vulnerabilidades porque sienten que eso es ser débil… así que a veces toca ir con cuidado para no espantar a la gente que no está preparada para la awesomeness (porque el que no ha visto a Dios cuando lo ve se asusta)… y ya verás que después de los 30 te vale: eres una chimba y no te da pena mostrar que lo eres. Que huyan solitos los que se les arruga.
Si pudieran conversar con esa persona que ustedes creen que tiene todas las respuestas, ¿qué le preguntarían?
La base narrativa de todos los buenos libros, al menos en el mundo occidental, es siempre la misma: alguien vive en un mundo y un día, de la nada, recibe una «invitación» para visitar otro.
Siempre es lo mismo. ¿Blancanieves?
Sí. Vive en un castillo relativamente feliz, hasta que un día su madrastra la manda matar y termina en una casa limpiando la casa de unos sujetos que, probablemente, aún sean vírgenes.
¿Drácula?
Un mancito tiene una novia y su vida es relativamente tranquila, hasta que le da por dejarla e irse a un viaje de negocios dizque a visitar un cliente. El cliente resulta ser un loco obsesionado con la sangre que además ahora le quiere gusanear a la novia. ¿Quién lo manda irse por allá?
¿La vorágine? Un man se mete en la selva, le pasan mil cosas y, #SpoilerAlert, de allá no sale. Otra vez: ¿Quién hps lo mandó a irse por allá?
Y así con todas las obras literarias y películas que alguna vez han valido la pena… o bueno, independientemente de la calidad, casi con cualquier peli de Hollywood.
Siempre detrás de toda narración hay un cambio de estado… ya sea físico o mental, el protagonista cambia o algo en su manera de ver el mundo cambia. Por eso es que nos gustan tanto las historias de amor: porque quizás no hay nada más transformador.
El enamoramiento tiene la capacidad de hacernos ver el mundo como envuelto en una atmósfera rosa o puede convertir el día más soleado en un momento gris. El amor, al contrario, cuando es verdadero, nos ayuda a ver las cosas con más claridad.
Anaïs Nin decía que no vemos las cosas como son sino como somos.
Ay, Dios. Si ustedes me conocen, saben que estoy obsesionada con Anaïs Nin.
Lo estoy porque, de vez en cuando, cada cierto tiempo, tal vez una vez por década, tal vez una vez por siglo, aparecen estrellas fugaces, seres que parecen haberlo entendido todo, personas adelantadas a su tiempo. Para mí, eso es lo que significó haberme acercado un poquito a Anaïs en mis años mozos.
Y a veces me miro al espejo y me pregunto si pudiera conversar con ella, tomarme un tinto y sonreírle, ¿qué diría ella de lo que pasa por mi cabeza? ¿Qué me diría la tía Anaïs? ¿Les diría algo de lo que yo les digo a mis sobrinas en este blog o se reiría del sinsentido que tiene definir y redefinir el amor una y otra vez?
—No me quedé con él porque sabía que me hundiría, porque me pudo más lo que tenía con Hugo, porque sería incapaz de hacerle daño. Henry era como un veneno dulce que sabes que olerás una vez en la vida, pero más de dos gotas son letales.
—La diferencia es que el veneno no se destruye a sí mismo.
—Exacto. En el fondo, Henry solo conocía el sufrimiento. No podía dejar que me arrastrara con él.
—¿Crees que una persona que solo conoce el mundo del sufrimiento está condenada a vivir allí?
—No está condenada, pero lo pensará dos veces para emprender el viaje del héroe y buscar un mundo de mayor felicidad. Hará todo lo posible para que los demás emprendan el viaje hacia su mundo.
—Eso en mi época se llama ser tóxico.
—Eso en mi época se llamaba ser bohemio e incomprendido.
—¿Te arrepientes?
—Pas du tout. Je ne regrette rien. Lo amé hasta el último segundo de mi vida. Lo he seguido amando en otras vidas… pero aprendí a amarlo de lejos.
—¿Algo para cerrar esta entrevista mental que nunca sucederá? ¿Algún mensaje para mis sobrinas y sobrinos y sobrines que te leen? (o sea, nadie, porque nadie lee este blog salvo mi mamá y mi sobrinita política).
—Sí. «Cualquier forma de amor que encuentres, vívelo». PS: Yo no me inventé lo del viaje del héroe; de hecho, es más viejo que la panela. Si no me creen, busquen en Google El héroe de las mil caras o miren esta imagen (robada, obvio). A lo mejor les sirve para evaluar su vida como si fuera una película y preguntarse: ¿Qué historia me cuento a diario? ¿En qué narrativa vivo? (Comedia, espero).
Ese día, el amor me dejó preguntarle cinco cosas. Lo miré en el reflejo del espejo empañado y le dije:
—¿Cómo mejoro la relación con mi madre?
—Recuerdo que la escogí.
—¿Cómo mejoro la relación con mi padre?
—Recuerdo que lo escogí.
—¿Cómo mejorar la relación con mi enemigo?
—Recuerdo que no existe. Solo yo decido a qué le doy visibilidad en mi vida; y si le doy atención, le doy poder. Si no lo nombro, no existe… Recuerdo enfocarme en el amor. Nadie puede resistirse al amor. El amor es irresistible y nos rendimos ante él. Amar al enemigo no significa dejarse maltratar. Poner la otra mejilla no es es lo que a veces pensamos que es. Es darle la responsabilidad al otro de sus acciones y tomar responsabilidad por las nuestras. Si él se equivoca, no es mi problema. Es de él. Y si su equivocación aparentemente me toca o me hiere, mi responsabilidad es manifestar mi inconformidad con sus acciones y enfocarme en como dar amor a quien lo valore.
—¿Cómo logras olvidar ese momento horrible que te ocurrió o que te sigue ocurriendo?
—Recuerdo que yo escogí el pénsum de mi carrera. Tal vez la materia o el profesor no resultó como pensé que sería. Cero culpas, cero arrepentimientos. Di lo mejor de mí. Ahora, recuerdo que ya pasó, y salí invicta. Y si no ha acabado el dolor, algún día lo hará.
—¿Cómo dar más amor si no hay nadie que lo reciba?
—Merécelo tú misma. Dátelo tú misma. Recíbelo tú misma.
«Para casarte, cuando joven es temprano y cuando viejo es tarde».
Diógenes de Laertes (Historiador griego)
Todas las mujeres deberían casarse… consigo mismas.
Mejor dicho: todos los seres humanos deberíamos contraer nupcias con nosotros mismos.
Parece sencillo, pero tener un compromiso con uno mismo es algo que deberíamos cultivar a diario… No importa si en tus planes está o no el matrimonio, siempre hay alguien a quien no puedes abandonar y es a ti mismo(a).
Y es que es muy fácil traicionarse últimamente: Te preguntan si quieres ir a visitar a esa conocida criticona y, aunque te estés muriendo de ganas por decir que no, dices que sí… Tal vez te piden un favor que no quieres hacer y que al final te va a meter en problemas, pero tú dices que sí… o tal vez le dices a tu jefe que harás algúun trabajo que no quieres porque te da pena o miedo de que te despida.
Eso se llama infidelidad… contigo mismo(a).
Quizá es hasta cierto punto entendible que te suceda de vez en cuando. Pero, cuando ya se vuelve frecuente, es necesario revisar la causa y tratar el problema de raíz.
Pero no todos los «automatrimonios» sufren de infidelidad. Hay otros cuyo mayor problema es el descuido y la falta de tiempo.
Piénsalo así: No quisieras estar con una persona a la que le diera igual tu existencia o que demostrara poco interés en ti. Bueno, ¿entonces por qué es tan difícil aplicar estos principios con uno mismo? ¿Por qué a veces anteponemos las necesidades de otros a las nuestras? ¿Por qué hacemos lo que el otro dice si se trata de alguien que nos gusta, pero casi siempre nos escudamos en la falta de tiempo de dinero para hacer las cosas que nosotros(as) realmente deseamos hacer? ¿Por qué hay un horario destinado para citas con clientes, amigos, familia o pareja, pero muchas veces no existe un espacio en el que uno se siente con uno mismo a hacer algo para sí o simplemente a hacer nada?
Así que no esperes a que sea demasiado tarde para casarte contigo mismo(a) y celebra que estás aquí, en un mundo en el que existe la cerveza… (o lo que te guste) y, por supuesto, independientemente de que el matrimonio sea o no para ti, recuerda que la persona indicada siempre te acompaña: tú mismo(a).
¿Cuáles son las claves que oculta nuestro cerebro sobre las relaciones de todo tipo? ¿Es cierto eso de que las palabras tienen poder? ¿Qué podemos hacer para dominar nuestro cerebro y no dejarnos dominar por creencias preestablecidas?
Comencemos por desmitificar dos creencias arraigadas en la cultura:
Mito 1: las células del cerebro (neuronas) son las únicas que no se regeneran. Realidad: la neurogénesis existe y sí podemos hacer que nazcan nuevas células.
Aquí se explica cómo. Si quieres, recuerda que la conferencia de diez minutos tiene subtítulos en español e inglés.
Mito 2: las palabras se las lleva el viento, las palabras no hieren. Realidad: las palabras tienen la capacidad de cambiar nuestra estructura neuronal.
En una entrevista que le hizo Margarita Vidal al científico colombiano Rodolfo Llinás, él le dice que alguna gente no entiende bien cómo un estado funcional del cerebro se puede modular o corregir mediante la palabra. Corto y pego:
El psicoanálisis es hablado y la gente se mejora. Y yo les contesto que las palabras cambian el cerebro.
¿En qué forma?
-Si yo le digo a una persona que es ‘malnacida’, responde agresivamente. Entonces, las palabras son como piedras; pueden hacer bien o daño, porque cambian el estado funcional del cerebro.
¿Es porque producen emociones?
-Exactamente, las emociones se pueden correlacionar. Antes se pensaba que no, y la realidad es que sí: yo puedo ver en el cerebro cuando alguien está bravo, triste o con dolor. Pero a la gente le resulta profundamente complejo y difícil de aceptar que la mente ―que era casi intocable― se reduce a una situación ‘cuchareable’, y su conclusión temerosa es: “Solamente hay dos posibilidades: que el paciente esté bien o que esté mal. Si está bien, no ha pasado nada porque no hubo necesidad de tratamiento. Pero si está mal, ¿qué hacemos nosotros? Lo que usted nos está diciendo es que estamos aplicando un sistema que no es”.
¿Entonces el problema es de programación?
Posiblemente. Es como si cada uno de nosotros tuviese un código por dentro que determinara qué es lo normal para cada uno. Una vez el usuario presiona «Enter», el programa se ejecuta solito.
Me explico: Si una persona tiene en su código algo como los siguientes conceptos:
Los chocolates son deliciosos, pero hacen que se me brote la cara. Si tengo una pareja que me quiera, esa persona debe estar loca. La situación es muy difícil y conseguir un trabajo bien pago es muy complicado, por eso tengo que cobrar poco. Si cobro lo que debería, me quedo sin clientes.
Al hacer clic en «Ejecutar», todo eso empieza a pasar. Si corre el código una y otra vez, se acostumbra a que esa sea la programación normal y a que su cuerpo reaccione de la manera en que lo ha hecho por años. El efecto placebo también podría, creo yo, derivarse de allí… pero, insisto, esa es tan solo una suposición propia que no tiene base científica. Así es como yo lo veo:
¿De dónde vienen estas creencias?
Por lo general, nuestros programas vienen con virus incluidos. La línea de código tiene un problema esencial: hay partes de ella que fueron escritas desde el miedo; no desde el amor. Por ejemplo, «Los chocolates son deliciosos» es una expresión que viene desde el amor por el chocolate. Sin embargo, la expresión «pero hacen que se me brote la cara» viene desde el miedo a ser percibido por los demás y por nosotros mismos de una manera negativa. «La situación es muy difícil» viene desde el miedo que nos infunden otros (algunos medios de comunicación y algunos familiares que nos quieren proteger del fracaso)… Y todas las demás afirmaciones implican que el virus se está esparciendo.
Una posible forma de reparar el código es reconociendo cuándo se ejecuta y cambiándolo por algo así:
Los chocolates son deliciosos y los disfruto. Es normal tener una pareja que me quiera. Es normal que la gente me quiera y me ame porque trato de mejorar cada día. Sé que si cobro lo justo, puedo exigirme más calidad y estar orgulloso(a) de mi labor. Integro las lecciones de paciencia y perseverancia desde el amor.
¿Pero cómo modificar el código?
Para explicar la conducta humana, solo podemos pensar en dos posibilidades: algo es innato o es aprendido. En este caso, creo que cualquier psicoanalista le diría que muchas de las conductas aprendidas vienen de nuestra niñez, nuestra relación con padres y ancestros, o la ausencia de los mismos. Entonces, la mejor manera de ir, poco a poco, limpiando el sistema es «devolverle» mentalmente o por medio de una carta sin enviar a cada cual lo que le corresponde. Por ejemplo:
Querido papá: te amo mucho porque me has enseñado «a»,»b» y «c». Quiero devolverte la creencia de que la situación está muy difícil y de que no voy a conseguir nada digno de mí. En adelante, cuando tenga una situación similar, recordaré que soy talentosa en lo que hago y merezco una remuneración justa, por la cual estoy ya agradecida».
Y si eso no funciona, recordaré que hay tipos muy pendejos que llegaron a ser presidentes, incluso diciendo cosas como «los millones y las millonas». ¡Juas! Pero ahora sí, en serio, si el código interno que tenemos explica todo en nuestra vida —incluyendo situaciones de salud, nuestra idea de éxito y nuestras preferencias en cuanto a alimentación—, ¿nuestra pareja futura (o la ausencia de ella) no sería un resultado de lo que pensamos hoy y de cómo alimentamos una idea durante años? Posiblemente. ¿Es acaso un virus que empezó como «Él o ella no se va a fijar en mí» (no me lo merezco) y luego mutó a «Ya no existen hombres o mujeres buenos(as)»?
Ejemplo de programación del tipo: «Es que siempre me enamoro de la persona equivocada». Si sigues pensando así, tendrás razón.
Ahí les boto el dato y me retiro lentamente a comer chocolate oscuro y tener sexo, digo, tomarme una copita de vino. Si vio el video, me entenderá.
Enamórate de ti, para que no descargues tu carencia de amor, tu desvalorización y tu necesidad de reconocimiento en otra persona que también se encuentra llena de miedos e inseguridades.
Enamórate de ti, para que no confundas el amor con el control y terminen por asfixiarte.
Valórate para que, por ley de correspondencia, te llegue un igual.
Enamórate del que no promete nada, no escribe versos y te dedica canciones para alimentar tu ego, pero siempre está en el momento justo, para abrazarte y aprender juntos de los errores.
Enamórate del que, en silencio y sin mucho escándalo, te acompaña en tu caminar y sostiene tu mano incondicionalmente.
Enamórate del que te deja ser tú, te deja volar y soñar y, sin necesidad de ser igual a ti, comparte tu locura.
Normalmente, el tipo de amor del que habla este mensaje es superficial, asfixiante y agotador, para mi gusto —aclaro, para mi gusto— y, en lo que he podido observar en mis cortos cincuenta años, las personas que hacen esto esperan que hagas lo mismo y si no lo haces, te reclaman y te dicen que te lo dan todo… pero este «todo» termina siendo nada, porque se convierten en controladores desesperantes: es más lo que dramatizan que lo que actúan.
Conviértete en una excelente opción de pareja, para que recibas lo mismo y tengas la claridad de hacer la diferencia entre una relación de amor y una danza de egos.
¿Alguna vez pensaste que algo pudo haber salido mejor de haberlo planeado? ¿Alguna vez sentiste exactamente lo contrario? ¿Cómo encontrar balance entre lo que debe ser dejado al azar y lo que no? ¿Cómo puede ser que planear mejor las cosas pueda ayudarte a ser mejor en la cama?
Establece horas de lectura
Simples matemáticas: A mayor número de cosas interesantes sobre las cuales estés enterado(a), mejores conversaciones puedes tener. Así como sacas tiempo para ir a la peluquería, ver tu programa favorito de televisión o distraerte en las redes sociales, sacar tiempo para embellecer tu cerebro es vital. ¿Qué debes leer? Lo que quieras, lo que te llame la atención, lo que te motive. Claro, si me preguntas, te diré: «más Drácula y menos Crepúsculo; más Sade y menos Cincuenta sombras de Grey»… En fin. Todos tenemos nuestros placeres culposos y no te juzgaré porque leas libros que a mí no me llaman la atención. Mi consejo sobre leer más clásicos se basa en que hay más posibilidades de que a la otra persona le parezca atractivo tu cerebro, y ya que los humanos nos enamoramos con el cerebro (ah, ¿pensaste que lo hacíamos con el corazón? Pues lee este artículo: Te amo con todo mi cerebro) tus posibilidades aumentarán. Repito: leer no es garantía de un mejor performance*, pero sí lo es del aumento de las posibilidades. Además, no lo hagas solo para impresionar a tu potencial pareja con lo sexy que te ves leyendo, hazlo para sentirte sexy tú, para cultivarte a ti mismo(a).
*Leer el kamasutra no te hace un amante avanzado.
«El hombre, cuya vida puede alcanzar cien años, debe distribuir su tiempo».
Ah, sí. Esa frase la tomé del kamasutra. (¿pensabas que solo hablaban de posiciones sexuales? Aquí te lo dejo, por si deseas comenzar una lectura distinta. No obstante, ten en cuenta que, si eres menor de edad, yo esperaría un poco para leerlo; no porque sea pecaminoso o algo así, sino porque te pone a pensar sobre el sentido de la vida. Todo hay que saberlo leer e interpretar, porque es un texto bastante antiguo. No es necesario estar de acuerdo con todo lo que allí dice, muchas cosas han cambiado. Me libro de toda responsabilidad. Haz clic aquí para ver el pdf del Kamasutra. No tiene imágenes explícitas).
Y bueno, si seguimos ese consejo del libro obviamente me dirás que no tienes tiempo para leer. ¿En serio? ¿Quieres ser bueno(a) en algo (llámese en la cama o en cualquier otra actividad) y no dedicarle tiempo? Pues lamento decirte que no se pueden hacer esas dos cosas a la vez.
¿La solución?
Descarga el libro y el audiolibro. Si vas en el transporte a tu trabajo o a tu lugar de estudio, te aseguro que puedes ir leyendo y escuchando al tiempo. ¿Será posible que sí tengas tiempo para Facebook pero no para educar tu cerebro? Y no. No permitas que nadie te diga que eso no es leer. Yo te aconsejo que hagas las dos cosas (escuchar y leer) al mismo tiempo, pero hacer solo una de las dos no implica que no lo estés haciendo bien. Nadie puede privarte de tener una conversación con una mente brillante de otro tiempo. Nadie.
Si prefieres el libro impreso, puedes buscar otro horario para leer, pero asegúrate de establecer un momento para ello y programarlo en tu agenda. He aquí Diez consejos para leer más. Planeación, planeación, planeación.
Lleva una agenda
Fallé muchas veces con esto. Me molestaba que compraba una agenda y casi siempre la mitad de las hojas terminaban vacías. Si ya estás acostumbrado(a) a este sistema, seguro no tendrás problemas, pero si te pasa como a mí… tal vez quieras que te cuente mi experiencia.
El primer paso es establecer roles. Estos son los roles que tengo en este momento. ¿Cuáles tienes tú?
El segundo paso es crear tareas para cada uno de esos roles. Puedes utilizar tu agenda tradicional, el calendario de Google o cualquier otro que te convenga. De igual manera, es útil utilizar un widget en tu teléfono celular para no tener que abrir la aplicación. Por desgracia, solamente he podido hacerlo en teléfonos con sistema operativo Android y no sé si se pueda para aquellos que tienen Apple. Así se ve mi teléfono:
Haz una lista de compras
Por supuesto, para este ejemplo he borrado algunos eventos de mi calendario, pero planear lo siguiente podría ser útil para ahorrar dinero y evitar situaciones inesperadas:
Fechas de compra de preservativos, inyecciones o métodos de planificación.
Fechas de llegada de periodo
Fechas de compra de toallas
Fechas importantes como aniversarios con la pareja (más de uno puede salvarse por una alerta en su calendario)
Fechas de visitas al médico y citologías
Si no te gusta usar el calendario para esto, también puedes programar recordatorios con Google Keep o anotar en tu agenda física.
Saca tiempo para una actividad física
Yo no puedo con eso de los gimnasios. Lo siento. Simplemente no lo logro. No obstante, amo el baile.
Planear y llevar a cabo una actividad física no solo te hará sexy y subirá tu autoestima, sino que liberará endorfinas. Estas se asocian al placer y al alivio del estrés. También puedes optar por innovar, pues ya que estimulaste tu imaginación en el paso número 1 (leyendo), supongo que puedes inventarte formas creativas de sudar. ¿Quieres ser bueno(a) en la cama? Haz más ejercicio en ella.
Planea tus viajes con anterioridad
No solo ahorrarás dinero si eliges hacer un viaje con antelación, sino que podrás salir de la rutina y descubrir sitios encantadores para ponerte creativo(a) bajo las sábanas.
Cuida tu bolsillo
¿De verdad eso puede hacer que sea mejor en la cama? Sorprendentemente, sí. Cuanto más dinero ahorres, más preservativos puedes comprar. Elemental, mi querido Watson jajajaja. Pero ya en serio: Ojo a este artículo.
Bájale a las papitas a la francesa
¿No puedes? Yo tampoco. ¡Son una tentación! No obstante, tal parece que las grasas trans disminuyen el nivel de testosterona. Pero mejor mira los Alimentos prohibidos antes de tener sexo y me cuentas.
No hay que planearlo todo
Lo ideal es planear una meta semanal por cada rol. A medida que los días pasen, verás a qué roles dedicas más o menos tiempo. Recuerda que el primer paso para querer a otro es quererte a ti y qué mejor forma de demostrarte que te amas sino dedicándole tiempo a la persona más importante de tu vida: tú mismo.
Salvo que lo consideres necesario, no es relevante que programes cuándo, con qué frecuencia y de qué manera vas a tener relaciones sexuales; sin embargo, sí es necesario que programes cómo quieres vivir tu vida y por eso debes ver cuánto tiempo le dedicas a los roles que te impone la sociedad y cuánto tiempo te dedicas a ti mismo(a). En mi caso, trato de que ser docente no absorba mi rol como escritora o como hija, de lo contrario trabajaría para hacer realidad los sueños de mis jefes, mi familia, mis editores o cualquier tercero, en vez de los propios.
Ojo a lo que le pasa a esta mujer en el siguiente video:
Si lo que está buscando es un plan diferente al restaurante de siempre o al cine usual, esta es su alternativa de sitios en Bogotá. ¿Cuáles nos recomienda en su ciudad?
Ah, la primera cita.
Uno espera que todo sea perfecto, pero a veces se queda sin ideas… Por eso les traigo tres sitios muy buenos… y recomendaciones, sacadas de una película frívola para adolescentes, pero que funcionan.
Es una mezcla entre galería de arte, restaurante y sitio para tomarse alguito. Tiene varios ambientes. Además de las mesas normales, hay uno con arena y otro más bohemio para sentarse en el suelo. Les recomiendo visitarlo, pues las fotos de su Fanpage de Facebook no le hacen justicia, es más agradable en vivo.
No solo es un hermoso lugar, físicamente hablando, sino que el plan es perfecto porque tiene un bar y usted puede tomarse algo con esa persona especial. Yo, por lo general, no recomiendo que la primera cita sea en un cine únicamente, pues la idea del primer encuentro es conocerse… y para conocerse se necesita hablar. Por eso, si van a ir a cine, prepárense para continuar la cita o comenzarla antes de la película. Este lugar es perfecto para hacerlo. Además, las películas que allí se proyectan no son siempre comerciales, lo que le permitirá cambiar un poco la rutina.
Un consejo: procure ver el tráiler de la película o al menos saber de qué género es… queremos que pase un rato divertido, no que se depriman con películas demasiado deprimentes.