Los tres alimentos del amor

Quizás hemos recurrido a lo abstracto porque el mundo real ya es bastante abrumador…

“Cuando muestras lo real, lo matas. Haces que sea imposible ver las cosas desde lo abstracto”.

Christoph Niemann, ilustrador

¿Si pudieras ralentizar el tiempo, lo harías?

Es lógico. Quizás hay gente que mataría para devolver el tiempo. No osbtante, creo que para apreciar un olor, saborear un bocado o fotografiar correctamente un instante a veces se requiere silencio y lentitud. Y es que, si uno lo piensa bien, el amor solo se nutre de tiempo, constancia y abstracción. Todas gratuitas e, irónicamente, invaluables. No hay nada que arruine la magia del amor romántico que lo concreto. Una palabra imprecisa, un gesto incorrecto…¡y paf! La burbuja se desvanece.

 

abstract-sunday-christoph-niemann-21

Ilustración de Christoph Niemann

Hoy, después de ver el primer capítulo de “Abstract: The art of design” en Netflix (tráiler aquí), me percaté de que quizás hemos recurrido a lo abstracto porque el mundo real ya es bastante abrumador. A veces parece necesario bajarle la resolución a la vida para que el archivo corra más rápido, para que la máquina creadora en la que nos montamos lubrique todos los engranajes y ande a mayor velocidad… ¿Pausar para dar velocidad? “La pausa también se baila”, decía una profesora de danza hace poco.

 

De vez en cuando, lo real se siente demasiado denso y urge la ligereza para volver a encontrar el concepto original. Lo ligero, lo sutil, lo sutil que esconde el arte… todo eso nutre el alma; no la nutren cosas que no intenten apuntar a lo sublime… y rara vez la nutre lo vanal. Dar de comer no es alimentar. Dar de comer no siempre es nutrir. No basta alimentar al amor con tiempo y constancia. Lo abstracto, lo que no se puede comprar, lo que no se puede describir… de eso se alimenta el amor.