Debo decir que estuve gratamente sorprendida por Perú. Este fin de semana que pasó estuve en una boda en el vecino país —entre otras cosas, por eso no hubo blog— y me llevé una #BofetadaMental al darme cuenta de lo mucho que nos influencian los medios de comunicación frente a lo que es la realidad. Solo estuve tres días en Lima y sé que no es demasiado como para dar un juicio contundente, pero lo que vi fue suficiente para darme cuenta de que tenía la venda en los ojos de la que tanto me quejo cuando otros extranjeros hablan mal de Colombia.
De la misma manera en que los colombianos somos estigmatizados por series como Narcos o Sin tetas no hay paraíso, así mismo es el daño que el programa de la señorita Laura ha causado en el imaginario colectivo. Y no solo ha maltratado la imagen de un país, sino que nos ha reforzado, de alguna manera, la idea de que todo lo indígena es malo, pobre, feo, vulgar y salvaje.
«Los latinos somos todos unos ignorantes, unos indiecitos». En vez de «Los latinos somos una raza pujante, unos guaches y unas guarichas» (entendidos respectivamente como guerreros y bellas princesas indígenas… acepciones que, a la fecha, no aparecen en el diccionario de la Real Academia Española. Si uno quiere comprobar que no se está inventando nada, toca buscarlas en este diccionario muisca elaborado por «Diego Gómez para su trabajo de grado de Antropología en la Universidad Nacional de Colombia» con financiación parcial de la Universidad de Bergen, Noruega y su Departamento de lenguas extranjeras).
En fin.
Y ahora Perú vuelve a un mundial, después de 36 años… y con un apoyo de Colombia. Sus goles son sus goles y ya era su responsabilidad el anotarlos, pero el Tigre Falcao hizo lo suyo en un acto, pienso yo, de caballerosidad y buena onda. Esos son los colombianos que necesitamos. Esos son los latinos que queremos llegar a ser: personas que no se ocupen solo de ganar, sino de ganar bien y sin despedazar al rival solo por ego. Necesitamos más latinos que hagan su parte cuando otro les ayuda. Necesitamos más personas que acepten una mano a tiempo y de buena manera… que no sientan que les estamos dando sobras ni que les estamos regalando nada, porque así tampoco es.
Queremos una raza orgullosa de su diversidad, de sus costumbres, de sus valores y de su alegría. Necesitamos más personas que se rían de sí mismas y que compartan la música y el baile de su tierra. Necesitamos más alianzas positivas entre naciones: gente que ame el deporte, que apoye la danza, que vibre con la poesía, que se deleite con la buena cocina… gente latina bella: más guaches y más guarichas.